Los espacios públicos son generadores de calidad de vida y también son indicadores de la calidad de vida que las ciudades ofrecen a sus habitantes, pues están vinculados al transporte —público y privado, a pie o en bicicleta—, las calles y las aceras; las plazas, las áreas verdes y las demás áreas de esparcimiento. También influyen en la calidad de los espacios públicos aspectos como la delincuencia, la agresividad, la discriminación, la contaminación visual, acústica, del aire y del agua.